Tuesday, June 27, 2006

Picnic nocturno!

Ayer despedíamos a Horacio. Se fue a Chile por tres meses de vacaciones. "Comeré asados por ustedes, tomaré vino y sentiré el olor al mar", fueron sus últimas palabras antes de dejarlo junto al resto del grupo sentado a la orilla de la playa.

Era lunes. Eran las 21 horas. En los bares se iniciaba el partido de Ucrania-Suiza. En la playa Barceloneta éramos 12 personas las que estábamos sentadas en círculo, en torno a un gran mantel donde abundaban panes, tomates, papas fritas, vino, cervezas, bebidas, tortas y algunos quesos y chorizos para acompañar.

La noche estaba clara y tibia. A lo lejos aún se veían algunos fuegos artificiales y los constantes aviones que aterrizan a unos kilómetros de ahí.

El mar estaba sereno y de un color especial, casi petróleo. La arena suave y helada y sólo una brisa de viento escondía por momentos esa humedad del lugar.

Era un lunes por la noche y la cita era en el mar. Ese mar que no tiene olas ni olor, ese mar que por momentos me evoca los lagos del sur de Chile y que me hace añorar con fuerza esa brisa y ese olor tan característico del Pacífico.

Estar sentada a esa hora en ese lugar me hacía recordar mi adolescencia, cuando en pleno verano (chileno) la convocatoria obligada era en la playa, con guitarra en mano y algunas mantas para el frío.

Pero ya no soy adolescente, por más que lo quiera, y me sentí por un momento privilegiada de estar en ese lugar, a esa hora y con esa gente compartiendo después de los quehaceres cotidianos esa velada a orillas del Mediterráneo.

Sin duda que gran parte de mi fascinación por Barcelona tiene que ver con esta posibilidad de vivir en una ciudad que tiene todo para ser una gran capital, pero que aún conserva estos pequeños detalles que hacen de la vida una rutina muy provincial.

Aunque el mar no sea el mismo!

1 Comments:

At 2:55 PM, Anonymous Anonymous said...

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