Sunday, June 29, 2008

Con el smog hasta el cuello!

Nunca me había molestado tanto el smog como en este invierno. Nunca había notado lo molesto que es esa nube tóxica sobre nuestras cabezas 24 horas al día, los siete días de la semana. Y nunca -hasta hoy- había deseado más no vivir en Santiago cuando miro por la ventana y veo cómo avanza esa densa neblina café.

Mis últimos dos inviernos los pasé a la orilla del mar, sin smog, sin contaminación, con mucha humedad y un frío que te calaba los huesos. Quizás sea ese cambio, esos apenas dos años que me hicieron darme cuenta de lo asqueroso que es vivir en Santiago durante el invierno, y de la esperanza que me queda porque llegue luego la primavera.

Nunca me ha gustado el invierno. Los días helados, cielos grises y esa lluvia que moja e inunda todo Santiago. Pero este invierno ha sido distinto. El smog ha teñido todo de gris, más gris que otros años que recuerde, y la lluvia ha sido el bálsamo para borrar esa nube y volver a dar color a la ciudad.

Pero me asusta saber que pese a que un día llueve con fuerza, al día siguiente ya la nube está sobre nuestras cabezas nuevamente, ahogándonos, ensuciándonos y enfermándonos. Y con los años la situación empeora. Y Santiago está cada día más contaminado en invierno. Y las soluciones siguen siendo unos meros parches que en nada ayudan al problema.

El estado de preemergencia ya es casi común en los días de invierno, sin entregar la real dimensión de lo que significa y de los efectos que traerá a los santiaguinos en los próximos años. Un estado cuyo uso era normal en días laborales y que hoy es cada vez más usual aplicarla en fines de semana.

Y aunque uno pide más a las autoridades, a quienes dirigen y toman las decisiones, creo que el cambio debe pasar por cada una de esas personas y familias que viven en Santiago, que se ven afectadas por el smog, y que envejecen con cada partícula de contaminación que se deja caer sobre la ciudad.

Conciencia. Eso es lo que pediría a quienes encienden chimeneas en días de alta polución. Conciencia a quienes prefieren manejar el auto una cuadra en vez de caminar, usar el transporte público o andar en bici. Conciencia para quienes no reciclan y contribuyen a la contaminación. Y finalmente conciencia para entender que la ciudad es de todos y que todos, partiendo por las autoridades, debemos tratar de aportar con pequeñas acciones para reducir este tapón gris que no nos deja respirar.

Thursday, June 19, 2008

Los milagros existen...

Chile ganó a Venezuela, y ganó en los descuentos. Esa simple frase demuestra que los milagros sí existen y que cuando menos lo esperas aparecen esos momentos que te hacen gritar hasta quedar sin voz y soñar con comprar desde ya los pasajes a Sudáfrica.

Porque hoy el partido entre Chile y Venezuela fue eso. Un milagro. No porque se jugara mal y se ganara, porque fue todo lo contrario, ni porque tuvimos la suerte del penal que nos dio el triunfo, porque tampoco fue así. Digo que fue un milagro porque simplemente ocurrió lo que NUNCA le sucede a la "Roja": meter el gol de la victoria en los descuentos.

En mi corta historia como seguidora de la Selección Chilena siempre me ha frustrado pensar, mirar y esperar que el último minuto, esos últimos segundos, los que se marcan como cronómetro tiene un sabor amargo, porque siempre es el rival el que justo anota, el que marca el gol de oro, el que finalmente clasifica. Y eso, hasta hoy, no ocurría para Chile.

Y aunque el fútbol no se merece sino que se gana, me alegró sentir que también Chile tiene ese pequeño milagro de dar el pase y meter la pelota al fondo de la red cuando quedan menos de 2 minutos de descuentos.

Grité el gol del "chupete", me alegré por ese magnífico 3-2 de visita, y volví a creer que en el fútbol los milagros para la "Roja" no están vetados... Vamos Chile que se puede!

Tuesday, June 10, 2008

Nuestro ombligo y el mundo!

Que la inflación está disparada, que parece que Chile este año casi no va crecer, que cada día hay más delincuencia, que los políticos parece que hacen menos y que las huelgas y movilizaciones están a la orden del día. Un zumbido de noticias, de hechos, de informaciones que abruman, obvio, y que espantan, también.

Y siempre sobre lo mismo, en los mismos temas, mirándonos el ombligo, dándonos vuelta sobre esos problemas eternos que parecen no tener solución. Nos cuesta mirar hacia el lado, un poco más allá del horizonte de esta América Latina, de la pobreza que nos rodea y de esos conflictos limítrofes que nos sacan ronchas.

También es comprensible. No somos un país de colonias, estamos al fin del mundo donde poco y nada llega, pero que a la vez dependemos de todos y de todo. Si a eso le sumamos los problemas internos, un mal año económico, y la desestabilización política que a ratos se siente con intensidad, la respuesta es clara: no hay tiempo ni ganas de mirar lo que está pasando en el mundo, ni menos angustiarse con temas como África, la inmigración o la sequía en países que se dicen desarrollados.

Y si los temas de discusión siempre son los mismo, al menos yo esperaría una mirada más a largo plazo en los proyectos, en las leyes, en las acciones que se tomen tanto a nivel de gobierno como en la empresa privada. Pero al final la desilusión es demasiada y la frase tan vilipendiada de Aylwin "en la medida de los posible" pareciera ser la bandera de lucha de muchos.

Si hiciéramos las cosas mirando las consecuencias futuras, proyectando los cambios posteriores, o simplemente asimilando que los costos son necesarios, nos ahorraríamos tantas malas decisiones, o se dictarían menos leyes vergonzosas (la LOCE por mencionar alguna) y permitiríamos construir algo de peso.

Y a veces creo que sólo mirar el resto del planeta, mirar las preocupaciones de una nación lejana, o los conflictos de un país de otro continente nos devuelve la real magnitud de lo que ocurre en Chile y de cómo se están haciendo las cosas en este país del fin del mundo.