Friday, November 23, 2007

Teletón 2007

Escucho esa palabra en todos lados. La veo escrita hasta en los yogures. Incluso me asombra que existan pegatinas para que todos puedan ponerlo en el auto. Y cada vez que entro al Banco de Chile pareciera que cambió su logo corporativo.

Pero después leo la prensa. Veo los espectáculos que ocurren tras esta cruzada. Miro el gigantesco "merchandising" que lo rodea. Y hasta me avergüenzo del "koala" de la Bolocco y de Don Francis.

Pero crecí con la Teletón. La única cuenta bancaria que me he aprendido en mi vida ha sido la de 24.500-03. Y hasta me he angustiado con la casi certeza que no se llega a la meta.

Quedan 7 días y la verdad es que recuerdo dónde estaba en la última Teletón. En Barcelona. Obviamente nadie hablaba de esta "gran cruzada chilena", ni menos era noticia saber si habían conseguido la meta.

Y aunque sé que es un gran momento, una linda campaña solidaria, y la oportunidad para muchos niños, tengo sentimientos encontrados. No me gusta toda la parafernalia que hay tras el evento. Menos la supuesta solidaridad de muchos "rostros" que al final lo único que quieren es figurar y nada más. Y si se trata de la meta, es casi frustrante saber que las cosas muchas veces están arregladas y esa ansiedad es inútil.

Ojalá las cosas fueran más sencillas, pero quizás así tampoco resultarían. Habrá que ver qué pasa con Teletón 2007... Y quizás muy en el fondo me sienta ansiosa porque se llegue a la meta.

Friday, November 16, 2007

M A R

Asumo que soy una fanática del mar, de sus olas, del viento, del olor, incluso de lo frío que es. Me encanta, y disfruto cuando estoy cerca de él y siento también la falta que me hace cuando lo tengo lejos.

He vivido toda mi vida a unos cuantos kilómetros del mar, lo suficientemente lejos para saber que no pertenezco a una ciudad marítima, ni menos el mar es algo trivial en mi rutina diaria. -Quizás por eso me gusta tanto-. Pero también viví dos años al lado del mar, a un costado de un mar calmo, sin tantas olas y sin olor, pero mar al fin y al cabo. Y eso hizo el cambio.

Hoy que vengo llegando de la playa, de tener esa inmensidad de mar para mí sola durante una semana, reconozco la alegría que me produce, la sensación de pureza, de tranquilidad y de energía.

Y no extraño el Mediterráneo, o quizás debiera decir la costa de Barcelona, porque una puesta de sol en el Pacífico es algo magnífico que es imposible de ver en esa otra costa.

Cuando miro el mar se me pierde la mirada en ese horizonte que no tiene líneas, en esas olas gigantescas y en el sonido melodioso que ofrece.

Y vuelvo a admitir que lo mío es el mar. Y que si tuviese que soñar con una casa, ésa sería algo rústico, de madera, con chimenea y amplios ventanales que permitan colar la imagen del mar en su plenitud. Una casa sobre unos riscos a metros de una pequeña playa donde existan piedras y un poco de arena. Y pienso en la casa de Pablo Neruda en Isla Negra y creo que un lugar como ese es el mejor escenario de inspiración para escribir... Más cerca del mar imposible.

Monday, November 05, 2007

No mata, es legal y consume poca energía!

Llevo días caminando por algunas comunas de Santiago y no puedo dejar pasar esa realidad grotesca que se enfrenta a mis ojos. Me refiero a la cantidad de casas y edificios que hoy cuentan con un cerco eléctrico para protegerse de los intrusos.

No recuerdo haber visto esta cantidad de cercos eléctricos hace dos años cuando me fui de Santiago. Menos recuerdo que haya sido algo común y casi necesario como hoy parece serlo. Y me asombro al ver que es una extraña moda, donde pareciera ser que el que construye la muralla más alta e instala el cerco eléctrico más grande es el que se siente más seguro.

Y me pregunto. ¿Será así realmente? ¿Tanta inseguridad existe?

Lo cierto es que observando la oferta de cercos que hay noto que los fabricantes se están haciendo una "pasada", y que además ya es un negocio donde existe competencia y variedad en el producto.

Para aquel que mira a su alrededor y se da cuenta que es el único que está "out" de esta moda, existen varias páginas web que te explican de qué trata e incluso responden a esas preguntas frecuentes que alguien pueda tener, entre ellas la legalidad del sistema y efectividad en la descarga.

La impresión que da este sistema es fuerte y repugnante. Pequeñas cárceles familiares en donde ese antiguo ritual de saltarse por la muralla cuando se te quedaron las llaves ya no solo es cosa del pasado, sino que hoy puede costarte unos cuantos minutos aturdido en el suelo.