Monday, April 04, 2011

Un cielo lleno de estrellas en el Elqui

Hay que escribir cuando sientes la necesidad. Cuando hay algo que contar. Cuando las manos te pican y te sientas frente a un computador y simplemente dejas que la historia fluya. Y cuando se trata de historias de viaje, qué mejor! Son mis favoritas...


La descripción esta vez comienza y termina en el Valle del Elqui. Ese lugar tan añorado por muchos, de energías mágicas, cielos intensos y los más claros del mundo, contrates de colores y la particular tranquilidad de un valle que limita con Argentina y rodeado de montañas.

El Valle del Elqui, al igual que San Pedro de Atacama y las Torres del Paine, son nuestros más importantes embajadores de Chile en el mundo, cuando se trata de destinos turísticos, cada uno con sus “singularidades” y entornos paradisíacos.

Así el Valle cautiva y emociona con esos cerros empinados y secos, de colores disímiles que acompañan el panorama de un valle fértil, de verde intenso y regado de viñas. Todo circundado por casas de adobe, calles adoquinadas, centenarias iglesias y tradicionales restaurantes que ofrecen lo mejor de la zona.


En medio de este escenario, camino a Alcohuaz, aparecen en lo alto de un cerro un ramillete de domos blancos, adornando el paisaje y de paso entregando a nuestro país una de las mejores recomendaciones de viaje en la zona: alojar en Elqui Domos. Sin duda un lujo!

El lugar en sí es rústico, pero muy bien ambientado. Con sólo siete domos geodésicos, la experiencia de dormir mirando las estrellas en uno de los cielos más limpios del mundo es increíble! Y es que aquí "lo que la lleva" es el relajo, el descanso y sobre todo el contacto con la naturaleza. Porque el entorno es para quedar con la boca abierta y un lugar especial para la meditación. Ahora, si eso se suma a una insuperable compañía, la experiencia puede ser "incroyable"...


Sin lujos ni mucha publicidad, los Domos de Elqui realmente son una gran alternativa para descansar en el Valle. Y aunque el precio no es el más económico, sí permite el turismo en grupos y como bien dicen ellos, el turismo astronómico, que en Santiago es imposible realizar.

Y si eso se suma a lo que ya ofrece el Valle, la posibilidad de recorrer viñas y pisqueras, visitar algún observatorio, hacer trekking y cabalgatas por la zona o simplemente mirar ese increíble paisaje, entonces el panorama no tiene nada que envidiar a otro que sea fuera de las fronteras chilenas.