Nuestro ombligo y el mundo!
Que la inflación está disparada, que parece que Chile este año casi no va crecer, que cada día hay más delincuencia, que los políticos parece que hacen menos y que las huelgas y movilizaciones están a la orden del día. Un zumbido de noticias, de hechos, de informaciones que abruman, obvio, y que espantan, también.
También es comprensible. No somos un país de colonias, estamos al fin del mundo donde poco y nada llega, pero que a la vez dependemos de todos y de todo. Si a eso le sumamos los problemas internos, un mal año económico, y la desestabilización política que a ratos se siente con intensidad, la respuesta es clara: no hay tiempo ni ganas de mirar lo que está pasando en el mundo, ni menos angustiarse con temas como África, la inmigración o la sequía en países que se dicen desarrollados.
Si hiciéramos las cosas mirando las consecuencias futuras, proyectando los cambios posteriores, o simplemente asimilando que los costos son necesarios, nos ahorraríamos tantas malas decisiones, o se dictarían menos leyes vergonzosas (la LOCE por mencionar alguna) y permitiríamos construir algo de peso.
1 Comments:
Un fresco placer toparme con tus letras.
Cariños, Ricardo.
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