Tuesday, March 28, 2006

La camarita amiga!

La fotografía ha sido una de mis grandes aficiones. Siempre ando buscando el ángulo, la perspectiva, la mejor mirada, la toma más natural. Soy la que siempre demora más en sacar la foto y la más vilipendiada también.

Quizás sea por eso que no entiendo y me molestan aquellas personas que andan por la vida tomando fotos a lo que venga, a la hormiga, al cemento, al poste, a la paloma, sin detenerse en pensar, en darle un sentido a esa imagen, sin buscarla con mucho cuidado. Y no es que la hormiga no tenga sentido, porque hace sólo unas semanas que fotografié a estas hormigas en Jordania porque me parecieron gigantes como un ciempiés, algo extraño, demasiado peculiar. Aunque tampoco la tarea fue fácil. Se movían tan deprisa que al menos demoré 5 minutos en tomarles esa foto.

Sin embargo, hoy todo parece ser más fácil. La fotografía digital ha solucionado el problema a muchos, quizás especialmente a los periodistas, quienes sólo necesitamos minutos para traspasar las fotos que hemos tomado a un computador y de ahí a la publicación el tiempo es brevísimo.

El otro día conversando con mi Partner sobre este tema le reconocí que mi amor por la fotografía seguía estando en la fotografía tradicional, en la cámara tipo reflex y no en la digital. Casi me ladró por el ciberespacio. "Pero Partner, si el mundo va hacia lo digital... te estás quedando en el pasado... la tecnología la lleva...., etc, etc". Yo le insistí que me quedaba con lo tradicional, pero que reconocía que existían muchas cámaras digitales profesionales que eran aún mejores porque combinaban lo mejor de la cámara reflex con la tecnología digital... cámaras que por cierto aún no están al alcance de cualquier mortal y que hasta que no tuviese una en mis manos, prefería seguir con mi Canon EOS 500.

Mi primera cámara fotográfica la recibí al cumplir 15 años. Desde entonces la fotografía siempre ha sido mi gusto y mi hobby. Esa primera máquina era de aquellas que había que darle cuerda para que pasara a la siguiente foto, además de tener un flash muy débil, por lo tanto, todas las fotografías de tarde-noche salían oscuras.

Luego di un salto cualitativo al usar -como préstamo- la cámara fotográfica de mi papá. Una Canon AE profesional, con zoom y flash desmontable, manual y que para tomar una buena foto debías demorarte al menos unos 5 minutos para preparar la máquina. Fue ésta la que me acompañó a mi viaje de estudios al norte de Chile, y donde saqué mis primeras buenas fotos.

Al acercarme a los 21 decidí invertir y comprarme mi primera cámara fotográfica, la que aún tengo. Una Canon EOS 500 que te permite usarla manual o automática, y que tiene un lente 35-80, lo que no es mucho, pero suficiente para una amateur como yo.

Esta ha sido mi gran compañera durante viajes, paseos y asados de amigos y familiares. No podría contar la cantidad de fotos -y de álbumen por cierto- que he sacado con ella, aunque reconozco que ya se está volviendo vieja, pero aún no soy capaz de reemplazarla.

Igualmente, antes de partir de Chile -hace ya casi seis meses- me subí al tren de la tecnología y adquirí una cámara digital, la que ha hecho que me reconcilie con lo digital y admita sus cualidades de instantaneidad a la hora de mandar fotos a Chile.

Así es como hoy camino por la vida con mis dos cámaras, lo que no es fácil, especialmente cuando pienso que la idea es que sean un complemento y no una sustitución. El problema está en que ahora no sólo termino los carretes de fotos, sino además completo la memoria de mi cámara digital.

Pese a todo, mi cámara tradicional aún sigue teniendo un papel fundamental a la hora de planear un viaje, por lo que nunca -creo- será del todo reemplazada por la digital…

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