Friday, December 01, 2006

Historias en un block!

Este post me lo debía hace meses, quizás un año, pero lo dejé madurar porque cada día había algo nuevo y preferí acumular las experiencias y ahora transmitirlas...

Nunca había sentido la sensación que tan bien se describe en la película chilena de Cristián Galaz "El Chacotero Sentimental", como durante esta estadía en Barcelona. Cada suspiro, enojo, cena, alegría y pena llega hasta mis oídos en fracciones de segundos, por paredes y cielos que no deben medir más que algunos centímetros y que nada guardan para la intimidad de cada hogar.

Es así como esta sensación de vivir en un block se me ha hecho patente. Amanezco con los alaridos de la mamá de Guillermo, quien no deja de gritarle a su hijo para que coma, se vista, ordene, en fin... hasta que Guillermo saturado con los gritos le pregunta a su mamá: "¿Por qué siempre me gritas para pedirme las cosas?". Y así llevo escuchando a la señora por más de año.

Pero la mamá de Guillermo, cuyo nombre no conozco, no es la única que forma parte del repertorio de historias de este edificio de locos. También está una mujer con acento centroamericano quien ha tenido la mala ocurrencia más de alguna vez de hacer ruido con una máquina a altas horas de la madrugada, desatando la furia e incluso amenaza de llamar a la policía de muchos vecinos que, mientras la mujer no deja de hacer funcionar la máquina (que aún no distingo bien de qué máquina se trata), se salen por las ventanas a gritar hasta terminar despertando a todo aquel que aún osaba dormir.

Y si de gritos se trata, los cuales ya son pan de cada día para mis oídos, también los hay roncos, medios dormidos que a eso de la medianoche comienzan a silenciar el edificio con frases como "silencio por favor estas son horas de dormir" o "shhhh, callaos que es hora de dormir", cuando a penas escuchas esos sonidos y sólo te enteras tras el grito de esa persona.

Si los gritos abundan, las conversaciones privadas, en persona, o por teléfono es otra de las especialidades de este vecindario. Me he enterado de cuanta historia hay, unas más entretenidas que otras, obviamente, pero hubo una que nunca olvidaré por la emoción que contenía. Era un sábado a eso de las 11 de la noche cuando una mujer quien hablaba por teléfono no dejaba de llorar, contándole a esa otra persona que estaba embarazada y que no sabía cómo decirle al padre de la criatura de la situación. El llanto desconsolado de la mujer, su angustia y el tono de la conversación eran para terminar igual de deprimida que ella. Nunca supe el desenlace.

Pero también los ruidos aparecen por el cielo. Porque mis vecinos de arriba, a quienes no conozco, tienen una extraña costumbre de caminar arrastrando cosas, o al menos eso imagino porque no se sienten pasos, sino que se siente cómo arrastran durante todo el día vaya a saber qué. Incluso he pensado que son personas que están constantemente cambiando de lugar los muebles, las sillas, las mesas. El asunto es que no paran de hacer bulla y arrastrar cuanta cosa hay en su casa, incluso por la noche o durante las mañanas de esos sagrados fines de semana.

Los olores. Otro gran tema. Mi pieza da frente a frente a las cocinas y patios de servicio de todo el vecindario. Eso me obliga a despertarme con el olor a café, saber con bastante certeza qué cocina el vecino de almuerzo y qué está comiendo por la noche, si algo se quemó o si usaron o no ajo al cocinar. Una sensación que mantiene en alerta a mi estómago constantemente.

Así es como se hace casi imposible no enterarse de qué hace el vecino. Todo radica en lo delgado de los muros y en la cercanía que hay entre las cocinas y habitaciones interiores como la mía, que no tienen luz natural sino que comparten una tenue luz de ese patio interior.

Una historia de vida que me seguirá acompañando por algunos meses más y que espero siga educando mi paciencia y tolerancia. Aunque muchas veces he pensado que terminaré saliendo por la ventana y gritando… Shhhhhhhhhhhh se callan por favor!

2 Comments:

At 11:30 AM, Anonymous Anonymous said...

Berni, realmente te imagino sacando la cabeza por la ventana y diciendo "shhhh... se callan por favor".

Que rico saber que estás bien y contenta, en una de las ciudades más entretenidas que he conocido.

Un abrazo y cariños a la Javiera!!

Mane Montory (ahora, sra.)

 
At 8:20 PM, Anonymous Anonymous said...

no te estarán penando, partner??? fantasmas atrapados en un block arrastrando su propio transitar sin destino... no, parece película. yo cuando estuve ahí no escuché nada, será que tengo el sueño muy pesado?
besos

 

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