Monday, November 10, 2008

Obama y algo más...

Justo un mes. Parece mucho, pero la verdad es que se hizo nada. Un mes sin escribir. Y aunque me niego a sumarme al colectivo social que dice “es que el fin de año me tiene agotada”, a veces aunque no lo quiera paso a formar parte de ese.

Un mes donde las vacaciones se esfumaron y ya parecen más un recuerdo del pasado lejano que algo que ocurrió hace algunas semanas, donde se ha trabajado a la sombra de dos elecciones, y en medio de una crisis que hace que hace que el ambiente no sea particularmente de fiesta.

Pasan cosas raras, porque algunos se resisten a admitir que la recesión es inevitable y así es como malls y restaurantes están repletos a cualquier hora, mientras otro grupo grande de personas ya decidió no comprarse la casa, no viajar en el verano, o simplemente empezó a recortar gastos. Quizás lo más lamentable es escuchar a quienes se han quedado sin trabajo, o mirar esas obras inmobiliarias paradas y pensar en la cantidad de trabajadores que están cesantes.

Y en medio de este panorama general aparece Obama, a quien se le ha colgado una responsabilidad casi divina, porque pareciera que todo está en sus manos, y las esperanzas de millones de personas descansan en la figura del nuevo presidente electo de Estados Unidos.

Mi duda es cómo, o con qué recursos podrá Obama sacar adelante los graves problemas que afectan a Estados Unidos, y aunque tendrá el Congreso a su favor quizás se necesitará una buena dosis de creatividad para superar esas altísimas expectativas que están sobre sus hombros o el fracaso será igual de alto.

Y mientras en Estados Unidos podría vislumbrarse un cambio, en Chile la pelea sigue siendo pobre, con cero argumentos y sólo enfocados en el corto plazo.

Recuerdo que a Obama y a McCain se les criticó por no mostrar claridad en cómo pensaban enfrentar la actual crisis financiera y en la escasez de ideas al respecto. En Chile ni siquiera aún se habla de eso. Porque en vez de sentarse a pensar en un programa de gobierno (que hoy ni la Alianza ni la Concertación tienen), de peso y con argumentos, nuestros políticos siguen pensando en cómo ganarle al otro del mismo conglomerado, en cómo demostrar que soy más poderoso o el más votado, y de contenido nada.

Hoy, a un año de las elecciones presidenciales da pena nuestro debate político, si se puede llamar debate, donde no hay ideas frescas, donde siguen las mismas caras, las mismas rencillas y el mismo vacío de liderazgo y de contenido que hoy nos tiene como un país que cada día parece más estancado.

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