Un libro y una rosa!

Se celebraba el día de San Jordi, el Día del Libro. Y la tradición dice que cada hombre le regala a la chica una rosa y la mujer le regala al chico un libro. De ahí que lo único que se veían eran miles de rosas de todos los colores posibles y más de 50 stands con libros, donde se calcula que cerca de 200 librerías de Barcelona usaron las calles para ofrecer sus novedades.
Es una fiesta que nació para conmemorar al aguerrido caballero, San Jordi, quien mató con su lanza al dragón que atemorizaba a todo un pueblo, pero también el aniversario de uno de los dramaturgos más importantes de la historia de la literatura universal, el inglés William Shakespeare.

Pero más allá del barullo y del tumulto la fiesta era total. Museos, palacios y edificios públicos estaban abiertos al público, mientras en Plaza Sant Jaume rondas de personas bailaban al son de una banda que alegraba el momento.
Todo era felicidad, todo era sonrisa. Las rosas y los libros inundaban la ciudad, mientras los pequeños con un libro en la mano, tal vez el primero, apenas cabían en su asombro e incluso muchos sin entender qué era aquello.
Los más grandes paseaban por la Rambla, ella con su rosa en la mano y él con el libro bajo el brazo… ambos contentos y enamorados, disfrutando de un día tibio y de una tarde de domingo.
Son este tipo de tradiciones tan enraizadas las que emocionan. Especialmente cuando vez a un anciano que en su silla de ruedas prefiere vivir la fiesta en la calle en vez de la comodidad del hogar. Cuando el ánimo de grandes y chicos está en recorrer con calma esos cientos de puestos de libros y rosas. Por último, cuando vez a la gente que disfruta de esa fiesta y la vive intensamente…
Sin duda, mi primer “Diada de Sant Jordi” fue una linda experiencia y una grata sopresa….